Después de atravesar Extremadura y Castilla-León en pleno agosto, el Monasterio de Piedra es sin duda un oasis en pleno desierto.
Escondido entre las Sierras del Sistema Ibérico fue declarado paisaje pintoresco en 1945 y en él se encuentra un impresionante bosque de ribera con un ecosistema de enorme riqueza biológica.
Hay una perfecta simbiosis entre agua, piedra y vegetación.