miércoles, 30 de julio de 2014

Monasterio de Piedra: un oasis en pleno agosto

Después de atravesar Extremadura y Castilla-León en pleno agosto, el Monasterio de Piedra es sin duda un oasis en pleno desierto.

 Escondido entre las Sierras del Sistema Ibérico fue declarado paisaje pintoresco en 1945 y en él se encuentra un impresionante bosque de ribera con un ecosistema de enorme riqueza biológica.


Hay una perfecta simbiosis entre agua, piedra y vegetación.




El nacimiento del rio Piedra nos deja un paisaje idílico, atravesando y moldeando piedras a su paso.



Accesos que nos permiten entrar y salir de las grutas originadas por el agua al
paso del tiempo.



Lagos en los que viven numerosas truchas.


El Monasterio fue construido por monjes cistercienses procedentes de la Abadía  de Poblet. En 1194 el rey D Alfonso II donó a los mismos el castillo árabe llamado Piedra Vieja y  durante 700años y hasta su  venta durante  la desamortización de Mendizábal, estuvo habitado por monjes del Cister.




Policromías, inhabituales para la orden del Cister debido al carácter austero de la orden.


Como todos los Monasterios del Cister, la vida de los religiosos se daba entorno a un pequeño claustro.



Detalles barrocos emergen de la piedra tosca y sin decorar.


La iglesia, actualmente en ruinas, se puede visitar bajo el cielo raso.





En ese momento lo compró una familia y desde entonces es de propiedad privada. Actualmente el Monasterio consta de Hotel, spa y el resto de estancias convertidas en museo.


Las antiguas celdas de los monjes, hoy convertidas en habitaciones, se encuentran a lo largo de los  pasillos del Monasterio, donde el silencio es una característica.




Estupenda escapada familiar.



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